CUANDO YO ERA JOVEN

¡Carajo ...! ¿Qué no hice yo cuando era joven?. Hice de todo, y mi discapacidad no fue un obstáculo ni di motivo de pena o que alguien se compadezca debido que no di motivo.

El colegio “La Alegría en el Señor” me enseñó mucho, me instruyó a que pueda valerme por mi mismo, a independizarme, a ser yo ...¡LULO!, el único con personalidad y sin copia de actitudes de nadie, siguiendo obviamente modelos de personalidades que me impresionaron de sobremanera, empezando por mis padres, mi hermano, Rossevelt, Belaunde, Kennedy y el último Elvis.

Con estas palabras demuestro que fui soberbio, sarcástico, agresivo y burlón de la vida. Y eso me ayudó bastante porque al menos no dramaticé nunca mi condición, lo tomé siempre como un juego, hasta hoy inclusive cuando trabajo lo tomo como tal para no aburrirme, no desesperarme ni menos hacerme de mala sangre.

Ya en el colegio con la presentación de mi libreta de notas lo demostré, solo iba a jugar y al final recién me preocupaba de aprobar cursos.

Siempre mantuve esperanzas, sueños que en su gran mayoría como jugando los he cumplido. No se si me habré esforzado o no, pero al menos en el sitial que hoy estoy, tengo todavía para subir escalones porque Dios me demostró que lo puedo hacer.

Es cuestión de esperar el momento justo y no desaprovecharlo.

¡Que me ayuden a pararme si me caigo ...!, antes con una cara de “M” les ponía y les decía: “...no se preocupen, yo puedo...”. Hoy un poco me cuesta hacerlo.

Jugaba fútbol con mis vecinos de la cuadra 10 del Jr. Azángaro, frente a la Clínica Maisón de Santé, donde en sus ventanas los pacientes se apretujaban para verme. Al final ganaba, empataba o perdía siempre recibía el aplauso del respetable porque de igual a igual jugaba, corría, me tiraba en carretilla y daba el último aliento para que no me ganaran.

En el amor como en todo ser humano –creo- se tiene sus altas y su bajas. He tenido afortunadamente buenos recuerdos de mis exs; y me da pena que muchas de ellas no estén contentas con sus actuales parejas. Algunas de ellas se me insinuaron para volver, pero no acepté porque la época ya pasó y nos encontramos en otros status en que el dicho “no hagas a uno lo que no quieres que te hagan a ti” cae a pelo.

Ni me lastimo ni de da pena ahora al estar solo, a pesar que hice todo a mi alcance para tener a una buena persona a mi lado, que me considera solo su amigo. De insistir sería lastimar la relación porque vamos en horizontes diferentes.

Solo una época funcionó cuando laboralmente estábamos juntos y el costo de vida no era apremiante –porque también juega un papel importante: lo económico-, pero si no valoran tu ser, estoy demás.

¿POR QUÉ CUMPLO 60 AÑOS Y NO 50?

Al pasar los años experimenté muchísimas vivencias de todo tipo. Puedo decirles por ejemplo que estuve presente en el “Ultimátum de la Merced” el 1 de junio de 1956, o que escuchaba casi clandestinamente el Rock & Roll de Bill Haley, Elvis Presley, Jerry Lee Lewis, Bobby Darin, etc; en emisoras AM o viví con fervor el apogeo de The Beatles, considerado el grupo de rock que le daba alegría a la humanidad por su música; que soy testigo de los hechos en los gobiernos de Prado, Belaunde, Velasco, etc; es decir desde la década del 50 soy conciente de cómo fueron los sucesos.

¿Quién no se acuerda de los tranvías, de la primera migración campesina a la ciudad, de la ascensión al cardenalicio de Landazuri, de Juan XXIII, Paulo VI, la muerte de los hermanos Kennedy, de Marylin Monroe, el título ganado por Cassius Clay en el boxeo, etc?.

¿Quién no se acuerda de estos hechos y muchos más?

Como si lo hubiese vivido y estado presente de igual a igual con un contemporáneo les puedo hacer conversación y hasta recordar de tales anécdotas.

Pero, ¿cómo y por qué?.

Por la lectura, en revisar diarios, periódicos, revistas u otros de la época. Con la lectura apasionada uno ya está zambullido en los hechos.

Este es el gran aporte del periodismo escrito y visual porque es testigo de primera mano de los hechos transcurridos que quedarán para siempre en la historia.

Y yo fui el afortunado de estar leyendo en la Biblioteca Nacional de 14 a 21 horas todos los días estos materiales impresos cuando fui estudiante universitario, de la cual yo me sentí transportado a que estaba en esos años.

Los cambios tecnológicos que sucedieron después fueron para bien y para mal: avance y facilidad en una mejor vida por un lado y por otro la utilización de estos elementos para propósitos indignos y a veces de alto costo que no todos lo puedan disfrutar y usar.

La salud que tengo no es igual. Me a pena por ejemplo en ver envejecer a mi madre y ante lo fue antes con mi padre, que mis amigos de mi generación ya no estén conmigo sino en forma espiritual.

Odio que se hayan muerto.

¿Y EL FUTURO?

Queda la esperanza, tengo aún las fuerzas de estar en la lucha –si me cuido debidamente-, sentimentalmente la fe está perdida porque no creo encontrar otra persona con las misma personalidad que hace ocho años conocí en el trabajo y me hizo vivir de otra forma, con otras perspectivas juveniles, con mucho cariño y con mucha comprensión.

Lo malo es que no valoran, de repente yo no lo valoré en su momento, pero siento que el destino me tiene algo más importante en la vida en la cual debo sacrificar todo tipo de compromisos sentimentales.

Esta vez lo haré porque de la otra persona no tuve la misma retribución, la cual no está mal. Son formas de comportamiento que hay que respetarlos y tolerarlos.

¡Me deseo un feliz cumpleaños!, suena egocéntrico ¿no?; pero estas ideas-fuerzas las quise compartir con ustedes para expresarles que en cumplir un año más de vida ya no es un feliz cumpleaños, es una preocupación porque el cuerpo, el organismo no es igual de vitalidad y además tendré que vivir muchas vivencias que no serán de mi agrado.

Un año más de vida es un año menos de vida porque ya estoy tocando el techo de mi existencia. Para mi país, para mi partido Acción Popular, para los que me quieren de verdad quiero dejarles un recuerdo y hechos que les puedan hacer feliz o que se les sirva de ayuda para serlo.

¿Queda la esperanza?; si queda la esperanza porque ese es la fe que nadie me ha destruido. En lo sentimental quizás; esos son para los débiles en que yo no encajo.

Aspiro a algo mayor y ojalá pronto se de porque “soy un viento viejo que aún sigue soplando”, parafraseando a Valentín Paniagua.

Sigo ¡Adelante!, este canal de comunicación, esta bitácora es de suma utilidad para estar con ustedes, mis queridos y respetables lectores y amigos.

Son 60 años lo que cumplo y agradeceré que se me respete lo explicado y que los jóvenes que se creen sabiondos o que todo lo saben sepan respetar a uno que en carne propia a tenido vivencias que han marcado rumbos en la historia política del país.

Les tengo ventaja porque experiencia me sobra.

MANUEL MARTINEZ ROSAS

CPP 2593

LIMA - PERU