Qué no se ha dicho de Charles Chaplin, un genio comediante del cine mudo que hasta hoy colectivamente se le admira y se le recuerda.
Es hoy la única estrella del cine no solo por las formidables películas en que fue director y actor principal de las mismas con su siempre atuendo de vagabundo con su sombrero de copa, sus pantalones largos, sus zapatos terminados en punta con dirección opuesta y su inseparable bastón; sino también como ser humano.
Ayudó a muchos, a millones no solo con sus películas que siempre daban un mensaje esperanzador en un mundo todavía bárbaro e inestable, sino que fue consecuente con sus ideales en defensa de la libertad y la democracia, aún dentro de los Estados Unidos en que injustamente fue acusado de comunista por pregonar la igualdad social y como consecuencia de ello expulsado de Hollywood.
Chaplin solo resumía: “La vida es una tragedia si la ves de cerca, pero una comedia si la miras con distancia”.
Cuando aquí en el Perú en 1958 nacía la televisión, lo primero que propalaron fueron los cortos de Chaplin. Desde niño ya me gozaba de sus ocurrencias y líos en que se metía. ¡Allí empezaba la fiesta!.
La sencillez de sus argumentos por el toque humano lo hacía grandioso en que muchos llorarían de emoción y porque no decirlo también de suspenso, con el complemento de la risa, la burla, la pelea sana -que raro sueña esto-, con un argumento que siempre dejaba como lección en ser siempre mejores, fieles a nuestros pensamientos, libres de amar y en no hacer daño a nuestros semejantes, proteger al desvalido a ayudarlo a que logre una vida con futuro y esperanza.
Una muestra es “El Pibe (1918)”, en que Chaplin enfoca una problemática aún no superada: la niñez abandonada. Con majestuosidad enfoca la situación de estos menores, cuya solución no es siempre internarlos en un reformatorio u orfanato, sino en darle un hogar con amor y cariño.
O “Día de paga (1922)”, donde se mantiene la misma problemática: la falta de trabajo y salarios miserables. En base la risa Chaplin lo enfoca deportivamente y a pesar de estas penurias él siempre sale adelante: ser feliz con lo que tiene.
Hoy volvemos a vivir lo que nuestros antepasados sufrieron al adaptarse a la era de las máquinas. En “Tiempos modernos (1936)” Chaplin satirisa estos tiempos en que el trabajo manual debe ir a la par con la máquina para que haya mayor productividad.
Obviamente uno termina alocado de tanto esfuerzo y termina en un hospital. Chaplin no lo dramatiza, busca siempre una salida de acuerdo con sus posibilidades.
Los países occidentales estaban felices de que Adolfo Hitler llegara al poder. ¿Por qué?. Alemania tuvo un auge económico gracias a las medidas implantadas por el nazismo, cuyo gran beneficiario era la gran burguesía occidental por los grandes capitales que se manejaban. Ahora comprendo porque el diario La Prensa, diario capitalista peruano de Pedro Beltrán apoyaba a Hitler, dándose el lujo de imprimir sus discursos en sus primeras páginas.
Pero Chaplin no cayó en el juego de Hitler. Antes que empiece la Segunda Guerra Mundial, el primer cineasta independiente que fundó la compañía “Artistas Unidos”, preparó la película que ridiculizó a Hitler y Musolini en conjunto: “El gran dictador (1940)”. Advirtió a los occidentales y al mundo lo que desgraciadamente sucedió: la matanza a millones de judíos y la conquista de Europa por parte de Alemania.
Al final solo logró que lo echaran de los Estados Unidos el cual nunca regresó, salvo una sola vez para una ocasión especial, con un permiso de estancia de 48 horas, para recibir en 1972 un Oscar honorario. Al tenerlo en sus manos solo dijo: “Este es un momento muy emocionante para mí y las palabras parecen fútiles, tan enclenques...Solo puedo decir gracias por el honor de haber sido invitado aquí. Sois maravillosos, gente dulce”.
Si de amor se trata, está “Candilejas (1952)”, el amor de una joven que inicialmente perdió las ganas de vivir y un viejo que la salvó de morir; o “Luces de la ciudad (1931)” en que el amor por una violetera ciega lo hace más sublime y puro que ya todos desearíamos tenerlo.
De condición miserable en su niñez a partir de 1889 en que nació en Londres, Chaplin tuvo profundo conocimiento de las miserias humanas. Su madre trastornada emocionalmente lo entretenía representando escenas de la calle.
Solo para presentar Candilejas regresó a Londres, pero se exilió en Suiza, dolido por el veto político durante la caza de brujas en los Estados Unidos y por la envidia de tener mujeres menores que él, que le hicieron persona no grata para la moral de la época.
Su personalidad como su éxito pronto encontraron detractores. En Inglaterra lo consideraron un traidor y en Estados Unidos ya sabemos, un comunista.
Dios premió a Chaplin con una muerte tranquila mientras dormía un 25 de diciembre de 1977. Afortunadamente las películas quedan y se puede gozar, reír, emocionarte o llorar, porque en reírnos no desperdiciamos el día, al contrario, lo ganamos para nuestra salud y nuestra alma, en moldearlo para ser más humanos, sinceros y honestos.
Gracias Chaplin por dejarnos tu inmortal filmografía, fuiste el primero que te vi en la televisión naciente en el Perú.
Manuel Martínez Rosas
Periodista
CPP 2593
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