Dicha responsabilidad que ACCION POPULAR despierte, recae en Javier Alva Orlandini.
Nos duela a quien nos duela, la política peruana no se ha convertido, siempre fue una disyuntiva coyuntural. Ministros de Economía que defendían teorías estatistas, luego los veíamos como abanderados del neoliberalismo. Presidentes
juzgados y tratados como "reos contumaces" hoy en la cabeza de la oposición y muy cercanos a reincidir en el Palacio de Pizarro, como en el caso de Keiko Sofía Fujimori, ofreciendo su mejor careta de víctima, lamentablemente para un país que no ofrece lineamientos cívicos reales, resulta fácil caer tentadoramente en la oferta electoral.
Y es triste ver esto cada cinco años, la ciudadanía no aprende, ella misma se castiga; son masoquistas.
Se ha dicho demasiado sobre los partidos políticos. Por un lado, el APRA, al ver partir a su jefe y fundador, los agoreros de la politiquería peruana dijeron que el fin estaba cerca, qué equivocados. Recordemos que Alan García sale elegido siete años después para un primer periodo ... y lo hace pésimo; sale nuevamente y su gobierno por los sucesos en los pueblos indígenas está manchado de sangre inocente por no saber explicar las ventajas del TLC (Tratado de Libre Comercio) en lo que concierne a la protección ambiental, aprovechando de eso la ultraizquierda que ya está poniendo en práctica la desestabilización del sistema democrático y económico.
ACCION POPULAR luego de sus dos gobiernos democráticos con respeto irrestricto de la institucionalidad, tuvo tres caídas: con Javier Alva Orlandini, Víctor Andrés García Belaunde y Raúl Diez Canseco, tres derrotas que no significaron el fin del partido de la lampa.
Pienso que el futuro de ACCION POPULAR no está en manos de sus dirigentes, sino del pueblo, de las esperanzas marchitas o el dulce recuerdo del apoyo solidario de mujeres, como Violeta Correa o Matilde Pérez Palacios (Ex Jefa del INABIF), que hicieron que dentro de sus gobiernos y fuera de ellos continuaran con una real solidaridad con los más necesitados.
Valentin Paniagua tuvo una destacadísima participación en el purgatorio político peruano entre Fujimori y Alejandro Toledo. Su sentido democrático le valió el reconocimiento de propios y extraños.
Ahora, muerto Paniagua, quedó en el recuerdo su "muñeca política" que haga viable un verdadero entendimiento entre las partes, en especial el recordado "Acuerdo Nacional", tan menospreciado en estos últimos años que ahora por el susto de perder el manejo institucional, el gobierno aprista se ha forzado en la necesidad de desempolvarlo.
La Huella de Fernando Belaunde Terry no puede perderse en el vacio. No seamos apóstatas del evangelio del "La Conquista del Perú por los peruanos", ni querramos repetir "El Pueblo lo hizo" cuando con nuestras propias manos destruimos todo el trabajo realizado.
Con la venia que mi calidad de militante y ex dirigente de ACCION POPULAR, mantengo la imparcialidad a fin de mantener la cordura, la hermandad, el entendimiento, la buenas relaciones y en estar unidos para una causa y un propósito por la que Fernando Belaunde siempre luchó desde 1956 en la dictadura de Odría hasta el año 2000 con la caída de Fujimori, siendo el único opositor que abiertamente se le enfrentó y que en un hipotético caso que muriera en su régimen, rechazar toda honra gubernamental por ser un gobierno dictatorial que imperaba en ese momento.
La huella perdida de FBT, ¿realmente se perdió?. Eso depende de Javier Alva Orlandini, de los militantes y dirigentes de ACCION POPULAR, del pueblo en general que eso no suceda.
Abrá pocos historiadores en el partido de la lampa, pero su trabajo es de vital importancia para que la huella de Belaunde no se pierda. Él siempre pensó: "Considero que, para desempeñar el gobierno, se requiere, aparte de los valores morales, un conocimiento profundo del país y un gran apego al mismo. Nunca he podido explicarme la actitud de algunos políticos que, llegados a la función pública, se dedican a criticarlo todo, a denigrar al país, a ignorar sus virtudes y a exagerar sus defectos. Esos no deberían nunca aspirar a la primera magistratura.
El gobernante no debe olvidar nunca el aforismo griego: "El que se ocupa de los negocios públicos tiene que renunciar a los propios ...".
Hay otra consideración fundamental que puede parecer absurda, pero que es necesario: Prever lo imprevisto. Esto parece un contrasentido. Pero, todos los gobiernos se encuentran con hechos inesperados que pueden constituir graves desafíos o determinar el éxito o el fracaso de una gestión".
Lo que dice aquí FBT demuestra que el APRA no tiene un claro objetivo, por lo tanto nos tiene sumidos en la desorientación generalizada.
Pero si retomamos la huella, el legado de Belaunde, recuperamos la fe en el país, por todo lo que aquí es obra del espíritu porque "anhelamos para ella, un futuro sin brazos cruzados por el desempleo, ni bocas hambrientas por la misería, ni labios silenciados por la mordaza, ni movidos por subalternos intereses..."
Así sea.
Manuel Martínez Rosas
Periodista
CPP 2593
LIMA - PERU
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