Ollanta Humala ganó con angustia las elecciones presidenciales, cargo que se hará cargo a partir de este 28 de julio del presente año hasta el 2016.
Ganó las elecciones con mucho esfuerzo, con mucho sacrificio y tolerendo todo tipo de injurias, calumnias, vetos de los medios de comunicación derechistas que no le daban espacio para informar de sus planes de gobierno o que estos se aprovecharon de los cambios que este hacía para adecuarlos hacia una gobernabilidad que garantice la paz social y el bienestar económico de los peruanos.
No debemos olvidar que a pesar del apoyo que le pudimos dar, solo una sola persona, una sola que con su carácter, sabiduría, gran mujer, astuta y carismática le pudo proporcionar el gran soporte que todo hombre necesita para que pueda lograr sus objetivos y metas.
Ella fue su esposa, la inseparable Nadine Heredia.
Pero a Humala no le quedará tiempo para disfrutar de su victoria electoral porque le espera un país con un elevado número de conflictos sociales y de sectores que han encontrado en la violencia el medio para llamar la atención de las autoridades apristas, la gran responsable de esta alta dosis de descontento, de estas bombas de tiempo porque al presidente García se le ocurrió la formidable idea de inaugurar obras que aún no están acabadas, que no estarán operativas hasta por los menos de cinco meses a un año, caso del famosísimo tren eléctrico.
Humala tendrá que enfrentar 227 conflictos sociales según el último reporte de la Defensoría del Pueblo, de estos solo 117 son de carácter socioambiental y tienen que ver con la oposición de poblaciones organizadas a proyectos para la explotación de recursos naturales como minería, petroleo y gas. El Estado no los atiende y le es indiferente, recordemos lo que sucedió recientemente en Puno donde hasta hubo cinco muertos.
Y todos ya han olvidado de estos penosos hechos porque ahora es el centenario de Machu Pichu o la selección peruana de fútbol esta a un paso de clasificarse en los cuartos de final de la Copa América.
Humala ganó por el amplio respaldo electoral en el sur y centro del país, pero no le darán tregua a sus reclamos porque la prensa y grupos de poder derechistas azurarán a la población a exigirle el cumplimiento de las promesas electorales y las soluciones de sus demandas. Y el desafío del nuevo presidente será en responder a esas demandas tocando los temas de fondo en un plazo corto, demandas legítimas que no han aparecido de la noche a la mañana y que han aumentado "gracias" a la dejadez del presidente Alan García Pérez, el gran responsable de estos hechos de no preocuparse de lograr un clima de paz social.
Es conocido que el Estado no tiene una forma eficaz para atender las demandas sociales sin pasar por una situación de crisis, al menos los apristas en esos son unos ineptos.
Humala de inmediato deberá replantear una estrategia de gestión de conflictos a fin de tener un espacio permanente de coordinación entre los tres niveles de gobierno: nacional, regional y municipal; con el fortalecimiento de la presencia del Estado en las zonas más alejadas.
Debérá contar con un mapa de conflictos y crear independientemente una oficina para la revisión de los estudios del impacto ambiental, porque para la mayoría de los expertos coinciden en que el tema de fondo de los conflictos está relacionado con el medio ambiente.
Resolver esto se necesita una política nacional al respecto con estabilidad jurídica y política que las nuevas autoridades legítimamente elegidas deben dar y asegurar, de lo contrario no se avanzará mucho con reuniones estériles y que se impongan condiciones antidemocráticas y de confrontación como único mecanismo al diálogo.
Para salir de esta "ratonera" que el gobierno aprista le está dejando a Humala, este debe empezar a fortalecer el proceso de descentralización que al quedar estancado por este gobierno, ahora en este mes a las locas y sin un estudio previo de factibilidad, la ejecución de planes pilotos y un estudio mucho más profundo y técnico en lo que concierne a tipos de servicios, presupuesto y recursos humanos, a la aventura los programas sociales del INABIF, del MIMDES y del sector Salud se están transfiriendo a los gobiernos locales y regionales, siendo estos ignorantes de cómo van a ejecutar dichos servicios, con qué personal y con qué presupuesto.
El descontento de la población al Estado se ha acentuado y solo Alan, Alan García es el responsable por su personalidad egoista, obtuso al escuchar las demandas sociales, soñador al creerse el mejor gobierno en este siglo con un crecimiento económico que no llega al 90% de los peruanos.
¡LA PLATA, EL DINERO NO LLEGA SOLA, SEÑOR PRESIDENTE!.
Por suerte Acción Popular acertó en apoyar con sus cinco parlamentarios al nuevo gobierno, en defensa de la democracia y el progreso del país con estabilidad jurídica y económica.
De Alejandro Toledo es pobre y triste el papel que desempeña. No asimila aún su derrota.
Se cree el defensor de la democracia cuando dejó hacer, dejó pasar muchas situaciones injustas que el gobierno aprista ejecutó.
Borracho como siempre este alucina demasiado que hasta su propia gente desoyó sus amenazas de expulsarlos de Perú Posible para apoyar a Humala.
Una jugada friamente calculada de posar siempre fotográficamente con Humala a fin de no perder vigencia política, y no darse cuenta que fue su irresponsabilidad y arrogancia que le originó perder las elecciones.
Otros han ganado también, Vargas Llosa desde lejos influyó decidamente a jugar en pared con Humala; y otros tiraron por la borda su carrera política. Con desilución me refiero a Máximo San Román que se la jugó por Keiko, al igual que Pedro Pablo Kuczynski que nunca retiró su nacionalidad nortamericana (¡pobre los jóvenes ingenuos!) y Luis Castañeda Lossio, el candidato picón y ladrón.
¡TENEMOS AL VERDADERO DIOS NUESTRO SEÑOR!, ese es Alan García Pérez.
Que Dios me perdone por esa insensatez y estupidez que acabo de escribir.
Alan es el gran derrotado y el resultado sacó a flote la grieta social de su gobierno, andando desesperado por llamar la atención en inauguraciones que no estarán por el momento operativos y estando apurado por cerrar un acuerdo con el fujimorismo parlamentario -vía indulto- para protegerse durante el próximo lustro.
¡Que no vuelva jamás!
Y así debe quedar para siempre el APRA, un partido, un gobierno que le hizo mucho daño al Perú, que el mismo Haya de la Torre rompió sus principios ideológicos al igual que Alan García al aliarse con la oligarquía y la derecha, impidiendo cambios profundos y reformas del Estado de urgencia que Acción Popular los ejecutó la medias justamente por culpa de esta gente de la Av. Alfonso Ugarte al tumbarse ministros acciopopulistas como si fueran soldaditos de plomo.
Con el APRA el terrorismo recrudeció y liberó al Polay, el líder del Movimiento Tupac Amaru, hubo corrupción al igual que el Fujimorismo con el copamiento de su gente en muchos estamentos del Estado, marketeando el hecho que el Perú siguió creciendo: "El Perú Avanza", pero avanzó hacia la mierda con muchas protestas sociales y muchas inseguridades laborales por una descentralización incomprendida y de nulo estudio.
El Plan de Humala supone investigar a Alan García. Ojalá se cumpla, ¡para esto he apoyado a Humala!, al igual que debe haber cambios en la SUNAT, evaluación de los procuradores anticorrupción, confirmación de pensión 65, Cunamás y Beca 18.
Es una gran oportunidad para que la derecha se refunde con gente honesta y comprometida con el desarrollo del país, sin descuidar lo social, la gente con menos recursos económicos, la gente con discapacidad y de la tercera edad.
Ojalá esta derecha y gente que acostumbra traicionar al país no teja una telaaraña y deje gobernar a Humala, que no esté amarrocado por ellos porque ese sería lo peor que le pueda pasar al país.
Y será otra oportunidad perdida y en vivir condenados otros cinco años sin esperanza y sin justicia social en libertad.
¡Suerte en tu nueva gestión, Ollanta Humala, espero mucho de tí!.
MANUEL MARTINEZ ROSAS
PERIODISTA
CPP 2593
LIMA . PERU
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