Se van a cumplir tres meses en que la región Ica ha sufrido un terrible sismo, sin que hasta el momento por trabas burocráticas por parte del Estado y la inacción del Fondo de Reconstrucción del Sur, conocido como FORSUR, y presidido por el empresario Julio Favre, no han podido revertir la situación para ayudar a los damnificados en la reconstrucción de sus viviendas y en tener los servicios esenciales como electricidad y saneamiento.
La verdad de todo es que el Estado no apoya al FORSUR con los S/176 millones que tiene disponible para invertirlos u otros proyectos que están detenidos por los trámites burocráticos del mismo gobierno que promovió dicha iniciativa.
Más se han dedicado en estudiar proyectos para los trabajos de agua y desagüe en Pisco, Ica y Chincha; que aún no se ha puesto en ejecución. Existe 18 proyectos del Ministerio de Educación para la construcción de colegios y los hospitales.
El Congreso por la lentitud que todavía tiene no agiliza los procesos a los sectores que van a construir por ser los verdaderos ejecutores. Para la gente de Favre simplemente son los planificadores.
No solo la desesperación cunde en la misma población, directa perjudicada de autoridades inoperantes, sino de los propios alcaldes distritales que ya están pidiendo la renuncia de presidente del directorio y desaparición del FORSUR, por considerar que no ha cumplido con los objetivos de dicha organización.
Todo esto es más burocracia y lentitud del accionar del Estado para solucionar los problemas que aquejan a los damnificados del sur, demostrando de este modo que el APRA carece de ideas e iniciativas para solucionar estos hechos imprevistos que la naturaleza nos ha puesto a prueba.
Si el gobierno deseaba resolver rápido y de manera eficiente esta situación, hubiese reactivado COOPERACION POPULAR, que dio excelentes resultados en los dos gobiernos de Acción Popular, porque el mismo pueblo de inmediato se hubiese puesto de pie para la reconstrucción de sus viviendas y mejorar los servicios sanitarios.
De haberse reactivado el COOPOP, solo el Estado hubiese entregado materiales de construcción y en promover –con la supervisión- de estudiantes de los últimos ciclos de las facultades de arquitectura e ingeniería, bajo responsabilidad de los colegios profesionales designados por el gobierno.
De este modo, ya se hubiera retirado los desmontes que aún existen y ya se podría apreciar en las ciudades afectadas una sensación de recuperación, trabajo, que el ciudadano común, el pueblo participe directamente con el Estado en la reconstrución de su ciudad.
Acción Popular comprobó que los pueblos no han olvidado su historia, porque sin ayuda del Estado ni grupo empresarial hizo el camino, el templo y las escuelas. Producido el sismo recogió los escombros para restituirlos a la arquitectura.
A pura fuerza de brazo el Perú tuvo la capacidad para concebir la solución técnica y sobre todo, la decisión para llevar adelante el trabajo. Su enunciado se convierte en acción, su acción en obra, y su obra en doctrina.
Allí nace la legendaria placa “EL PUEBLO LO HIZO”.
Por tal motivo la cooperación popular no tiene ni puede tener color político, es algo grande para pertenecer a un partido o a un grupo, manteniéndose el programa alejado de la política para que pueda abrir sus puertas a otros grupos a fin que ellos encuentren una herramienta de trabajo para llevar adelante sus propios propósitos e ideales.
Se fomentaría el espíritu comunal, la ley de la hermandad, se ahorraría al Estado ingentes recursos económicos y burocráticos porque es el mismo pueblo, interesado en resolver sus problemas, en participar activamente, fomentando la honradez, la responsabilidad y la disciplina, aprendiendo este pueblo a ser generoso en base al bien común.
¿Esto no lo puede aplicar el APRA?. ¿Tanto le cuesta entender que en sus manos y con la historia no muy lejana está la solución a nuestros problemas?. ¿Por qué la mezquindad política con Acción Popular?.
Hay que ayudar al que se ayuda, estimular la iniciativa, avivar el espíritu creativo. Belaunde propuso que los pueblos que emprendieran obras de utilidad pública a su propia iniciativa y por su propia cuenta disfrutaran de una orientación técnica y recibieran en dinero un aporte equivalente al que realizaran en trabajo espontáneo y desinteresado.
La ganancia: el Estado obtuvo dos soles de capitalización por cada sol de inversión.
Otra oportunidad pierde el APRA. El trabajo mancomunado es disminución del desempleo; no más brazos cruzados ni manos que alcanza una limosna, sino la que paga una deuda que contribuya el mejoramiento y bienestar de su habitat.
El culto al trabajo con Cooperación Popular debe aplicarse de inmediato con la desaparición del FORSUR, solo de este modo, de inmediato el Estado tomará cartas en el asunto para que de una vez nuestros hermanos del sur dejen de sufrir por lo ya descrito.
Ojalá el Gobierno recapacite y se ponga a trabajar.
MANUEL MARTINEZ ROSAS
PERIODISTA
CPP 2593
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