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viernes, 5 de septiembre de 2008

DE LULO A LOLO

Hace aproximadamente nueve años que me retiré de jugar fútbol. La fractura que sufrí en la cadera me impidió seguir jugando y cumplir con un anhelado sueño: una despedida acorde con mi trayectoria futbolística en mi colegio, y las competencias dentro y fuera de ellas en las participé y en la que siempre fui vencedor con: La Alegría en el Señor, Quinta Generación, León Porteño y Deporgraff.

Pero al no poder vivir el cumplimiento de este sueño, asumo como mío, porque jugó en Universitario de Deportes, un legendario jugador que con todos los honores y en gloria se despidió ante un Estadio Nacional llenó de público, derrotando a un clásico rival como lo fue Alianza Lima.

Me refiero de Teodoro Fernández Meyzán, simplemente Lolo.

Hace poco se conmemoró en el día de Santa Rosa de Lima, coincidentemente 55 años del retiro del “Cañonero del fútbol peruano”, defendiendo solo un club sus colores: Universitario de Deportes por espacio de 22 años.

Por su carisma, su don de gente, en ser campechano, leal al juego, caballero, se ganó el cariño y el respeto de todos; amigos y adversarios, de políticos, intelectuales, obreros, campesinos, niños, jóvenes … es decir de todos porque Lolo era del pueblo nacido en Cañete el 20 de mayo de 1913, siendo su infancia libre, como la de un muchacho travieso y pueblerino, saltando tapias y acequias para coger frutas en forma furtiva.

Allí poco a poco aquel niño fue creciendo y haciéndose fuerte, fuerte para un deporte que en esos tiempos era mucho más duro pero a la vez bello porque se jugaba con amor a la camiseta y al honor del grupo y se trataba la pelota como una bella mujer, con delicadeza, cariño y amor.

Ese era el fútbol.

En marzo de 1930 Lolo por primera vez se puso la casaquilla crema y la defendió hasta el 30 de agosto de 1953. Su último partido fue ante Alianza Lima, en que le hizo tres goles de antología y en circunstancias difíciles debido que el jugador crema ya bordeaba los 41 años, venía de una para de dos meses por las constantes lesiones que sufría y porque la U estaba en el octavo lugar y Alianza era el puntero en ese entonces del campeonato peruano.

Además Lolo solo alternaba algunos partidos en el primer equipo y siempre estaba de suplemente. La nueva hornada de jugadores cremas se habrían camino, entre ello estaba el joven centro delantero Manuel Arce, que le peleaba el puesto.

Ese día el entrenador argentino Cuesta Silva no lo consideró ni en la nómina de suplentes, pero la presión de los jugadores, dirigentes y la prensa deportiva fue tal que sorpresivamente cuando el equipo de la U salió al campo de juego el último en aparecer como jugador fue nada menos que Lolo.

Los jugadores de Alianza como previendo lo que iba a pasar dominó a la U en el primer tiempo desesperados por encajar el gol que les diera la tranquilidad, pero gracias a los goles de Lolo, la U se puso adelante en el primer tiempo.

Para el segundo tiempo Alianza reacciona y madruga a la U empatando el partido, pero de dos contragolpes Lolo hace el tercer gol – de la tranquilidad- y el “quemado” Osorio liquidó el pleito.

Al final fue una locura el estadio que la policía no pudo controlar, pero, lo que desde las tribunas saltaron al campo de juego fue para tocar al ídolo, convertido ya en leyenda porque unía dos generaciones en el túnel del tiempo del fútbol peruano.

Acuérdense que Lolo con otros grandes jugadores represento al Perú en fútbol en las Olimpiadas de Berlín en 1936 y con sus dos goles por ganar al equipo de Austria, Hitler el dictador alemán exigió la anulación del encuentro.

Esto originó que toda la delegación peruana de diferentes disciplinas se retirara de dichas olimpiadas y regresaran a suelo patrio, donde la ciudadanía los recibió como héroes nacionales.

La U ganó el partido, un partido que significó mucho, tanto que con Lolo y la gran cantidad de gente que lo acompañó dieron la vuelta olímpica.

Cuando los festejos estaban terminándose Lolo llegó a la boca del túnel, volteó su rostro y levantó el brazo derecho para agradecer los aplausos con lágrimas que mojaron sus mejillas, con su clásica redecilla negra en la cabeza, cuya imagen lo hizo inmortal para todo aficionado que ama el fútbol, y para los fanáticos de la U un orgullo de haberlo tenido entre nosotros, de la que estoy seguro no será nunca superado.

Tuve la fortuna de conocerlo y de conversar con el en infinidad de oportunidades cuando estuvo hospitalizado en la Clínica Maisón de Santé cuando se opero por primera vez de la cadera en el primer quinquenio de los 80.

Inclusive en una de las ventanillas del segundo piso en la clínica que da a la plazuela me vio jugar. Para mi fortuna habíamos ganado y cuando miré hacia las ventanas me encontré de sorpresa con su rostro que me estaba observando.

Siempre los pacientes de la clínica del segundo y tercer piso observaban los partidos en que participaba; ganaba o perdía recibía generosamente sus aplausos.

Los años pasaban y cuando Lolo regresó por ultima vez a la clínica para estar con Dios, lo visité de acuerdo a su estado de ánimo y de salud debido que poco a poco las visitas estaban siendo restringidas.

Hubo una ocasión cuando la U humilló al Alianza el Matute a finales de los 80, creo que le ganamos 4 a 1, sus hinchas de La Victoria fueron a la Maisón de Santé a tirar piedras, justo en el cuarto donde estaba internado Lolo.

Sabiendo sus intenciones me adelanté –había ido al estadio- y pedí el apoyo de la Comisaría de Cotabambas y los que custodiaban el Palacio de Justicia. Estos salieron a poner orden con disparos al aire y dos detenciones de estos hinchas grones, que al final no les formulé cargos por consejo del Comisario, aduciendo falta de garantías debido que el terrorismo golpeaba aún fuerte por la dejadez del primer gobierno aprista.

Cuando murió Lolo en la clínica en 1999, hubo misa de cuerpo presente en la capilla, en el Estadio Nacional, Estadio de Universitario y enterrado multitudinariamente en Jardines de la Paz.

Hay periódicos de la época, hay videos y doy gracias a Dios y a mi madre –porque me facilitó las cosas para verlo- de haber conocido y disfrutado a Lolo con toda su calidad humana, incansable para conversar, sencillo, humilde, contando todas sus hazañas con algo de timidez y mas bien dándole el cariz de una “palomillada” y como parte de la ayuda del destino.

Por eso se le admira y extraña, por eso labró con su sudor y goles una leyenda que crecerá a través del tiempo, porque Lolo en las canchas de fútbol fue un héroe nacional que tiene un lugar especial en las páginas de oro de nuestro balompié.

Ojala Universitario vuelva a tener otro Lolo Fernandez, el Perú lo necesita.

¡Hasta siempre, querido amigo!

MANUEL MARTINEZ ROSAS

PERIODISTA

CPP 2593

LIMA - PERU




1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimado primo:

Te felicito por tu nota sobre el gran LOLO y el título de LULO a LOLO es muy original, desconocia esa faceta tuya de haber compartido con LOLO y de tu pasión por las cosas que haces, como eso de fustrar la agresión de la barra de mi equipo grone. Me gusto la remembranza que hiciste sobre tu vida ligada al gran idolo, tu identificación con su alma, como si fuera tu padre o algo así. También me gusto lo de Elvis, cuando escribes dejas al descubierto tu alma y espíritu y se puede conocer tu franqueza y sensibilidad, eso te hace UN GRANDE, en verdad te felicito primo. Yo creo que deberias escribir una autobiografia, seria un ejemplo para muchos. Y tambien deberias perseverar en el ejercicio político, hombres como tú deberian estar en el Congreso de la República y no tanto inútil que lo único que sabe hacer es aprovecharse de los recursos del pueblo.

Sigue adelante primo, en verdad deseo que alcances tus mas grandes ideales, te lo mereces.

Un abrazo

Tú primo

Adrián Navarro Rosas