Recuerdo muy bien la propaganda política, en especial los panfletos que sin mentirles llenaron toda una quinta (la que actualmente vivo), con Acción Popular y el APRA, pero mucho más la del partido de Belaunde que esta vez tomaron las precauciones del caso para no ir en desventaja como sucedió en las elecciones de junio de 1956.
Además también se corrigieron muchos aspectos de la ley electoral, entre las principales la célula única de sufragio, el padrón único y el cambio de una nueva libreta electoral; lo que originó mayor transparencia e igualdad de condiciones para los candidatos.
Los mítines que presidía Belaunde fueron multitudinarios en todo el país. Tanto fue la envidia de sus adversarios que en el Cusco recibió una pedrada en pleno rostro, cuya tensión de los correligionarios y simpatizantes se vio rápidamente relajada cuando dijo estas tranquilizantes palabras: “…que importancia tiene esta poca sangre en comparación a la mucha que derramó Tupac Amaru en esta plaza”.
Pero el día de las elecciones fue de mucha tensión en todo el país. Con el apoyo de los medios de comunicación las informaciones con los resultados preliminares llegaban a las redacciones y al Jurado Nacional de Elecciones con la victoria parcial de Belaunde. Los propios simpatizantes no lo podían creer hasta tal punto que tímidamente se concentraron en el local partidario de La Colmena hasta altas horas de la noche que oficialmente el Jurado confirmó que Belaunde era el nuevo presidente constitucional del Perú.
Y la nación entera vibró de emoción y alegría al ver que la esperanza de un hombre probo y sincero iba gobernar a fin de acabar de una vez con las injusticias que imperaban durante años. Y la realidad fue esta, los famosos 100 primeros días del gobiernos de la alianza fueron formidables, estupendas porque de inmediato se hicieron las primeras reformas que el Perú necesitaba con urgencia para quebrar el monopolio de la oligarquía y plutocracia, como por ejemplo la creación del Banco de la Nación, en reemplazo de la Caja Fiscal manejado por la banca particular que cobraba para el Estado los impuestos, y le cobraba a este un porcentaje por la recaudación más los intereses.
Era la advertencia del gobierno de Belaunde en beneficio del país dentro de los parámetros constitucionales, de la legalidad e institucionalidad con el respeto a la libertad de expresión y el pluralismo de las ideas, porque la oposición, la coalición no se iba a quedar tranquila.
En sus mensajes a la Nación cada 28 de julio presentándose al Congreso lo resumimos como: 1963 (Los últimos serán los primeros), 1964 (El Perú construye), 1965 (Nuestra misión es reformar y construir), 1966 (Llegamos a la mitad del camino), 1967 (El respeto y goce de la libertad) y 1968 (Un lustro de incansable actividad democrática); la cual, demostró al desarrollar su plan de gobierno en modernizar al país con el desarrollo de obras de gran envergadura, especialmente en las comunicaciones con la construcción y mejoramiento de las carreteras de penetración, en especial la que fue el hazme reir de sus adversarios: La Carretera Marginal de la Selva, hoy llamada oficialmente Fernando Belaunde Terry.
No olvidemos también otras obras de importancia que hasta hoy no fueron superadas como diversas obras de represas de irrigación, viviendas, modernización tributaria y reforma del Estado u otros, siendo el punto culminante su visita al Uruguay a Punta del Este, donde el Perú en la voz y pensamiento del presidente Belaunde dio cátedra y se hizo escuchar en el hemisferio en un momento delicado para los Estados Unidos por la vivencia de la guerra fria.
Cabe resaltar que estos hechos públicos los realizó el presidente respetando irrestrictamente la libertad de expresión, dejando que sus adversarios abiertamente criticaran sus iniciativas de gobierno, en especial la ologarquía y la coalición formada en el Congreso por perseguidos y perseguidores de antaño: los apristas y odriistas. Estos tuvieron la misión de estorbar, perseguir y frenar toda iniciativa del presidente Belaunde, llegando incluso a censurar sin base ni merecimiento a destacados ministros, paralizando en algo la acción gubernametal, haciendo de esta lenta y con problemas de ejecución.
Justamente de este punto, problemas de ejecución el APRA-UNO bloquearon proyectos para la reforma tributaria y reordenar el presupuesto de la República que hubiese permitido en garantizar las obras emprendidas en beneficio del país, del pueblo; a fin que su desarrollo fuese sostenido. Lo intentó Belaunde pero la fuerza de esta coalición, amparada por la oligarquía de conservar sus privilegios y de frenar las iniciativas reformistas fueron el caldo de cultivo para el futuro golpe de Estado en octubre de 1968.
Pero antes de este nefasto suceso cuyo responsable fue Velasco por evitar pasar a retiro y que trajo consigo una crisis general en todos los ámbitos, llevando al país a una catástrofe para desgracia de millones de peruanos, principalmente de los más pobres y que fue el caldo de cultivo del nacimiento de un movimiento terrorista que puso en jaque al Perú: Sendero Luminoso; Belaunde se propuso dos aspectos esenciales como la reforma agraria y en recuperar los yacimientos de la Brea y Pariñas.
Sobre el primer punto Belaunde quería una reforma sin derramamiento de sangre y de manera paulatina a fin que los grandes latifuntistas no sean perjudicados de manera abrupta y que el campesinado no sea sorprendido de su ignorancia para el manejo de las tierras que iba a poseer. La reforma fue dada a medias por la observación en el Congreso de la Coalición.
El problema del petroleo, anhelo nacional que duró años fue solucionado satisfactoriamente para el país, recuperando luego de arduas negociaciones con los representantes estadounidenses, las refinerías ubicadas en Talara sin que el Estado pagara precio alguno, la cual fue la última gran acción que dejará Belaunde debido en la madrugada al golpe de Estado. El pretexto fue la supuesta pérdida de la página 11 en papel sellado cuyo contenido en lápiz eran puras cifras de diversos porcentanjes, sumas y restas de la producción petrolera de lo que le iba a responder al Estado, página que apareció “milagrosamente” en 1979 en Registros Públicos.
Otro pretexto fue la situación económica por la devaluación del sol con respecto al dólar, situación que se hubiese podido evitar si la coalición hubiese aprobado la reforma tributaria, porque hubo más gastos que ingresos, y se protegía a la oligarquía a que pagasen menos impuestos e invirtieran menos en el país, trasladando sus ahorros a bancos extrajeros.
Estoicamente el presidente Belaunde soportó estas llamemosle así “humillaciones constitucionales”, debido que mucha gente prominente y los militares pedían al jefe de Estado a que cerrara el Congreso y lo disuelva hasta convocar a nuevas elecciones. Pero Belaunde es Belaunde: no cerró el Congreso aduciendo que es anticonstitucional y que representa la voz del pueblo, no lo cerró porque consideró que es un soporte de la democracia, no lo cerró porq ue no quería manchar su honra a pasar de gobernante constitucional a dictador.
Pero el Perú no entendió sus argumentos y fue sorprendido por el golpe de Estado perpetrado en la madrugada por un grupo de militares ambiosos del poder político, cuyo responsable Juan Velasco Alvarado no estuvo al frente sino a buen recaudo, todo lo contrario con Belaunde que si lo estuvo, y hasta los estaba esperando confiado que la Marina y la Aviación abortaran las acciones del Ejército. Pero siempre en todo lugar, en todo grupo humano existen traidores, débiles de espíritu e inconsecuentes en sus ideales y juramentos de hacer respetar lo más sagrado que le confió la Nación: la instucionalidad del país y el respeto a la Constitución.
Belaunde puso resistencia a ser desalojado de Palacio de Gobierno, es una calumnia y vil mentira de sus adversarios e ignorantes que lo sacaron “en calzoncillos”. Felizmente existen videos y fotos que demuestran lo contrario.
En su destierro fue un caballero que hizo quedar siempre bien al Perú. Nunca despotricó ni calumnió al régimen de facto, sino todo lo contrario; resaltaba la grnadeza del país, de su gente, de sus costumbres y de las potencialidades que tenía el Perú para seguir su ruta ascendente a la prospreridad, siempre y cuando los militares supiesen hacer bien las cosas.
Pero la realidad fue otra: miseria, deportaciones, atraso y crisis es lo que había. Belaunde para entonces se dedicó a la catedra en prestigiosas universidades norteamericanas y nunca criticó ni sacó provecho de la situación en que el Perú vivía. Cualquier opinión que la prensa internacional le solicitada concerniente a la situación del Perú, Belaunde cortésmente declinaba en contestar o simplemente respondía de lo maravilloso que era el país en lo que concierne a su geografía, sus costumbres, su gente.
Nunca se refirió políticamante a criticar, pero tampoco a aplaudir las acciones del gobierno de facto. Es más, fue víctima por el trato recibido producto del fallecimiento de sus padres, la cual, fue vigilado muy cercanamente por elementos de la entonces llamada PIP (Policía de Investigaciones del Perú), en la cual, una vez sepultados tanto su mamá como su papá en el cementerio El Angel, de inmediato fue “invitado” a abandonar el país a la fuerza, sin que pudiese despedirse de sus familiares u otros seres queridos.
Ya el ex presidente tenía la fortaleza espiritual con la compañía de Violeta Correa, con quien se casó al año de ser deportado producto del golpe de Estado, y tuvieron que esperar por espacio de nueve años para que, gracias a la paulatina apertura democrática del general Morales Bermudez en la llamada 2° Fase del Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada, en que Belaunde en diciembre de 1977 pudo ingresar al país para ser entrevistado por Alfredo Barnechea en su antológico programa periodístico “Contacto Directo”.
Barnechea, considerado entonces como un “Hilderbrant” por su fiereza y dureza para las entrevistas televisivas tuvo al frente a un Belaunde muy preparado y con mucha lucidez y destreza supo defender su posición y acciones que le cupo desempeñar en el gobierno, dejando claro que su salida fue producto de una patraña e injusticia de un grupo de generales ambiciosos de poder, y que el Perú –de no haberse interrumpido el régimen constitucional-, estaría mucho mejor.
Se aclaró por ende la famosa y supuesta desaparición de la “página 11”, cuya hoja ya se encontraba en los Registros Públicos, ubicado en ese entonces en el sótano de Palacio de Justicia.
Fue un “boon” noticioso la noche del domingo y al día siguiente la presentación de Belaunde, la cual, fue el inicio largo de un camino para retornar a Palacio de Gobierno, cuya sapiencia quedó demostrado a evitar el desgaste político con la no participación de Acción Popular en la Asanblea Constituyente, aduciendo falta de garantías constitucionales para promulgar una nueva carte magna, más aún con la insistencia del gobierno militar que sus reformas sean considerados en la nueva constitución política. Pero ello no fue impedimento para que los propios miembros de la Asamblea consultaran a Belaunde temas concernientes a las libertades individuales, la reforma tributaria y los principios doctrinarios que en el futuro la letra constitucional iba a ser el preámbulo de hacia dónde debía encaminarse el Perú.
Belaunde no fue mezquino en absolver estas consultas. Para efecto encargó a un cuerpo especializado de correligionarios del partido –expertos en la materia como Valentin Paniagua-, a fin que la colaboración en la transferencia del poder a la civilidad sea de modo transparente, sin violencia y de acuerdo con el cronograma pre-establecido.
Mayo de 1980 fueron las elecciones, y nuevamente Belaunde las ganó con más del 36% de votos válidos. El pueblo restituyó al hombre que injustamente a la fuerza fue sacado de palacio, el pueblo confió nuevamente al hombre que supo llevar una campaña electoral limpia, sin golpes bajos ni ataques personales que ensuriaran o enturviaran el proceso electoral. Con los lemas; “Trabajar y dejar trabajar”, “Nivel de Estadista”, “Experiencia de gobierno”, “Culto al trabajo”, Belaunde llenó el corazón y las mentes de millones de peruanos.
La promesa del millón de empleo se cumplió con creces con la vasta obra productiva e infraestructura que realizó en su segundo periodo, sintetizado en sus discursos a la Nación en el Congreso de la República de esta manera: “Guardaré y haré guardar la Constitución y las Leyes”, “Veracidad, honestidad, laboriosidad”, “De nuevo juntos en el día de la patria”, “Nuestro llamado a la concordía y colaboración”, “Hacia un proceso electoral fructífero y esclarecedor” y “Memorable transmisión del mando en legitimidad”.
No debemos olvidar que Belaunde enfrentó tres situaciones imprevistas, que no fueron de su responsabilidad, pero que sin quejarse preparó al gobierno a hacerle frente. Uno fue la crisis económica heredada de los militares, cuya devaluación y deuda fue tres veces mayor a la dejada por los populistas en 1968, la cual, era manejable y estaba en los parámetros normales de endeudamiento público por la reforma tributaria que ya estaba dando sus frutos. El segundo fue la naturaleza, la temible “Corriente del Niño” que destruyó buena parte del norte del país, lo que originó que se emitieran bonus para la reconstrución de casas, carreteras, habilitar la agricultura, etc.
Y por último el más terrible de todos: El Terrorismo.
Si bien Belaunde con éxito en su primer periodo enfrentó las guerrillas producto de un fortuito encuentro con el entonces guerrillero Che Guevara que estuvo de paso a Bolivia, donde in sito conoció el propósito de la exportación de ideales marxistas proveniente de Cuba, la incursión de Sendero Luminoso se inicia el mismo día en que se lleva a cabo las elecciones en las Belaunde accede a la presidencia, cuyo nacimiento se da en complicidad de la 1° Fase de las Fuerzas Armadas, conducidas por Velasco.
El enemigo público, Abimael Guzmán y sus huestes asesinaron a miles de peruanos, especialmente gente humilde, campesina, a miembros de las Fuerzas Armadas y autoridades gubernamentales elegidas democráticamente. Sendero Lumonoso fue un movimiento terrorista que arrasaba todo lo que encontraba con la destrucción de bienes públicos y privados, no era visible para un enfrentamiento frontal con las fuerzas del orden y siempre se escondían en la difícil sierra peruana a la espera de un descuido o el poco conocimiento de su organización para dar sus golpes mortales de sangre y saqueo de la propiedad ajena.
El gobierno de Belaunde como jefe supremo de la Fuerzas Armadas les hizo frente con las armas que la naciente constitución política les permitía, respetando los derechos humanos y evitando que más sangre peruana quede regada en el suelo. Los apagones por la destrucción de las torres eléctricas producto de las incursiones terroristas trajo consigo que de cada torre destruida el Estado levantase dos en su reemplazo.
Tampoco debemos olvidar la incursión ecuatoriana a nuestro territorio, en que Belaunde con firmeza logró expulsar a los invasores y gracias a su ingenio bautizar como “Falso Paquiza”, como un recuerdo a la acción destacada que cumplieron las Fuerzas Armadas en defensa del suelo patrio.
Leyes importantes se dieron, adecuando a la nueva Constitución Política, sobre todo de índole social. Rescato dos de ellas: el nacimiento del Instituto Nacional de Bienestar Familiar –INABIF-, organismo público descentralizado especializado en defensa de la niñez, adolescencia y ancianos considerados en alto riesgo y en abandono; y el Consejo Nacional para la Integración del Impedido –CONAII-, entidad especializada en rehabilitar a la persona discapacitada para su independencia y utilidad en beneficio propio y de la sociedad mediante diversos dispositivos de promoción y protección.
Estas dos iniciativas de Belaunde es un palpable cumplimiento de la doctrina, las palabras a los hechos, como hicieron nuestros antepasados –base de la doctrina de Acción Popular-, de cuidar a sus ciudadanos más vulnerables y necesitados. Muestra de esto es la tercera versión de su libro: “La Conquista del Perú por los Peruanos”, en que brillantemente compara de la palabra a los hechos en sus dos periodos de gobierno; qué se planteó, qué se prometió, qué se hizo, qué se avanzó y hasta dónde se ha llegado.
El pueblo habrá sacado sus conclusiones, para mi los dos gobiernos de Belaunde cumplieron con creces su cometido a pesar de una oposición radical (APRA – UNO) y el enfrentamiento de un grupo terrorista (Sendero Luminoso), sin olvidar los embates de la naturaleza que fue la “Corriente del Niño”.
Es de conocimiento que la gente al reconocerlo salían rápidamente a encontrarse con él y agradecerle por la casita que les dio. Belaunde solo atinaba a decir que “ustedes se lo han ganado”. Además en diversas universidades era el invitado de honor a fin de recibir honores por su calidad humana y profesional, allí Belaunde aprovechaba en dictar cátedra hablando siempre de su querido Perú, de sus posibilidades de desarrollo, de sus ciudadanos, de los caminos, de los pueblos, de su naturaleza; es decir, casi de todo, convirtiendo sus disertaciones en clases magistrales de geografía.
Igual hecho hubo con sus amigos y correligionarios todos los lunes en la denominada “Asociación Perú”, en que se exponía temas de interés nacional que estuvieran en vigencia, es decir el hecho o la noticia del día, en que profesionales, autoridades y ex funcionarios enfocaban desde su punto de vista la situación de los hechos, para al final escuchar el comentario de Belaunde, que en muchísimas ocasiones era el camno trazado a seguir.
Fue senador vitalicio por breve tiempo y sus intervenciones servían para buscar un equilibrio de ideas y en perfeccionar leyes de importancia para la Nación. Sino recordemos lo sucedido con la pretendida estatización de la banca, en que Belaunde advirtió de que tal medida el país iba a ser desprestigiado y marginado económicamente a nivel mundial.
Por terquedad del gobernante de ese entonces, las palabras proféticas de Belaunde se cumplieron.
Pero esta vida catedrática la abandonó para regresar nuevamente a la política como opositor férreo a la dictadura que iniciaba Fujimori con el quebrantamiento del orden constitucional. Y Belaunde nuevamente salió a las calles y a los medios de comunicación a protestar y a vaticinar nuevamente que el “ingeniero” iba a acabar mal. Y Belaunde tuvo razón, Fujimori acabó muy mal.
Pero el destino de la vida ya iniciaba a pasarle la factura a Belaunde: tuvo la inmensa alegría que Valentin Paniagua –miembro de Acción Popular-, accediera a la presidencia de la República en circunstancias especiales, pero, Violeta, su querida y amada Violeta, la mujer que lo acompañó desde el “Ultimatum de la Merced” y tuvo en él un cariño y amor escondido partía a la eternidad.
Y Belaunde murió en vida. Yo lo ví, lo saludé, viví con él el sufrimiento y la angustia que en ese momento lo embargaba cuando se estaba velando el cuerpo de su esposa.
Violeta fue enterrada con los santos sacramentales y Belaunde ya quería ir destrás de ella. “Mi misión ya la he cumplido … no le tengo miedo a la muerte…no se cómo será, no me imagino a pesar de ser arquitecto…donde estén mi espíritu estará en primera fila con ustedes…”; fueron sus palabras frecuentes.
Y Belaunde solo duró un año desde que Violeta se fue.
A pesar que el presidente Toledo trataba de entretenerlo llamándolo casi a diario para consultas gubernamentales y en invitarlo a realizar viajes de trabajo –donde uno de ellos se aprovechó la ocasión para bautizar a la carretera marginal de la selva con el nombre de “Fernando Belaunde Terry”, el ex presidente de Acción Popular ya no queria vivir.
Y murió…murió pobre y honrado, murió pobre y honrado con el reconocimiento de sus correligionarios y adversarios. Belaunde unió al Perú con un solo lema: ¡Adelante!, ese ¡Adelante! que como lo reconoció el presidente Alan García es la palabra mágica para salir de la crisis, para superar obstáculos, para no doblegarse ante la adversidad.
Ese ¡Adelante! es el legado de Belaunde, ni con la derecha ni con la izquierda, es ¡Adelante! hacia un porvenir mejor, hacia un país más justo y equitativo, hacia una nación con justicia social en libertad.
¿Habrá otro Fernando Belaunde Terry a mediano plazo?. Con pena tengo que decir que lo dudo, queda el recuerdo y la lección que debemos aprender de lo que fue su proceder gubernamental, un hombre honrado y sin odios y sin rencores; un hombre preocupado por su país, un hombre que se desvivió por los sectores más débiles y desprotegidos; en suma , un buen y gran hombre que todo país requiere tener para prosperar.
Muchos han dicho que el Perú no estaba preparado para Belaunde; ¡se equivocan!, damos gracias a Dios que Belaunde haya nacido en suelo peruano y que haya gobernado dos veces el país en circunstancias históricas y hasta diría legendarias porque hizo mucho, y puso las bases necesarias para el inicio de un camino hacia un progreso sostenido y sin desviaciones de ningún tipo.
Hoy puedo decir que en estos momentos de incertidumbre se necesita con urgencia un gobierno de Acción Popular, se necesita a Fernando Belaunde Terry, porque para los quer aún lo recuerdan, que son miles de peruanos, él sigue viviendo en sus corazones y es lección obligada para generaciones futuras que deberán seguir sus pasos si quieren que el Perú se convierta en una nación próspera y digna para vivir.
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