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jueves, 28 de febrero de 2008

FIDEL CASTRO Y EL PERU

El martes 19 de febrero el dictador cubano Fidel Castro anunció su retiro definitivo del poder de facto tras casi medio siglo de estar allí.

Ocho presidentes de los Estados Unidos no pudieron derrocarlo. Fue el tiempo, su salud resquebrajada y con 81 años de edad, prácticamente un anciano convaleciente de una afección intestinal que no se recuperó plenamente cuando se enfermó 19 meses atrás en que forzó su retiro del poder.

Recordemos que el 01 de enero de 1959 Castro con sus tropas ingresa a La Habana haciendo huir de Cuba a otro dictador de tendencia capitalista y con la protección estadounidense, Fulgencio Batista. Pero lo que se pensaba que iba a ser un cambio progresivo a la libertad y el progreso en Cuba, este se alineó a la doctrina comunista con la protección de la Unión Soviética.

Muchos conocemos de sus acciones, de la represión, de los asesinatos y sobre todo de la exportación de “su revolución” a países especialmente en Latinoamérica, incluyendo el Perú.

En tal sentido lo que a continuación expongo es el discurso a la Nación del ex presidente Fernando Belaunde Terry, propalado en CPN Radio, en que explica la intención de Castro de infiltrar el comunismo en nuestro país por medio de las guerrillas, que felizmente el gobierno constitucional lo aplacó en tres meses con la muerte de sus miembros por parte de las Fuerzas Armadas.

Esta es la versión completa de lo que señaló Belaunde en dicha emisora el 12 de julio de 1998, el cual –me parece-, cobra actualidad.

“En un interesante artículo periodístico, José María de Romaña, ha comentado la reunión de la Asociación de Economistas de América Latina y del Caribe, en la que Fidel Castro ha admitido por primera vez en 30 años que la Habana trató de exportar movimientos terroristas a toda América Latina, con excepción de México.

Son sus propias palabras.

Es una confesión pública que solo en el juicio final se podría sancionar en toda magnitud. Miles de víctimas en todo el continente con violencia en los países centroamericanos con una presencia subversiva del Che Guevara en Bolivia.

Después de la ingrata experiencia en el Perú donde con desconocimiento absoluto de causa se promovió un movimiento de guerrillas, nuestro gobierno marcaba el triunfo de la democracia, y hasta los más remotos municipios eran fruto de intachable elección popular.

Parece que solo en México se libró de esta sangrienta intromisión, sirviendo inconsultamente como una especie de centro de operaciones desde luego clandestinas.

A nosotros que nos tocó gobernar en los años 60, como después lo haríamos en los 80, la experiencia fue dura.

Mientras que aquí se daba cátedra de democracia y libertad, llegaba por contrabando la subversión extranjera. Menos mal que el tiempo nos ha dado la razón, aunque no ha devuelto las vidas sacrificadas ni los bienes destruidos.

Así es el gobierno. Hay que enfrentar a menudo circunstancias más adversas y más absurdas.

Hemos tardado 34 años en comprobarlo por la palabra del ciego causante de la tragedia.

Para mi lo ocurrido en Cuba en las últimas cuatro décadas ha sido motivo de onda preocupación.

La visité cuando era un joven en 1930. Es verdad que la situación política era preocupante y que las dictaduras ocurrían frecuentemente.

Más también era cierto que ese país ocupaba un lugar importante y destacado en Latinoamérica en lo que atañe a la cultura y al desarrollo.

Me tocó vivir el fin de un largo destierro de mi padre y me sirvió conocer destacadas personalidades cubanas y estudiantes en la creatividad y entusiasmo.

Como estudioso de la historia del nuevo mundo me impactó La Habana como un centro de especial encanto y mensaje. Con pena me he enterado de una cierta decadencia ya larga y de grandes problemas de desnutrición y sacrificio.

Es verdad que la llamada “revolución” ha incursionado con algún éxito en la salud pública y en la cultura y enseñanza, aunque en este último aspecto la restricción de la libertad es tan negativa.

Como latinoamericano anhelo fervorosamente que Cuba recupere y aumente su antiguo vigor y que la libertad total nuevamente reinante ponga en valor sus grandes facultades creativas”.

(FERNANDO BELAUNDE TERRY)

Manuel Martínez Rosas

Periodista

CPP 2593

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